BACKGROUND: Cohorting of patients and staff is a control strategy often used to prevent the spread of infection in healthcare institutions. However, a comprehensive evaluation of cohorting as a prevention approach is lacking.
METHODS: We performed a systematic review of studies that used cohorting as part of an infection control strategy to reduce hospital-acquired infections. We included studies published between 1966 and November 30, 2019, on adult populations hospitalized in acute-care hospitals.
RESULTS: In total, 87 studies met inclusion criteria. Study types were quasi-experimental "before and after" (n = 35), retrospective (n = 49), and prospective (n = 3). Case-control analysis was performed in 7 studies. Cohorting was performed with other infection control strategies in the setting of methicillin-resistant Staphylococcus aureus (MRSA, n = 22), Clostridioides difficile infection (CDI, n = 6), vancomycin-resistant Enterococcus (VRE, n = 17), carbapenem-resistant Enterobacteriaceae infections (CRE, n = 22), A. baumannii (n = 15), and other gram-negative infections (n = 5). Cohorting was performed either simultaneously (56 of 87, 64.4%) or in phases (31 of 87, 35.6%) to help contain transmission. In 60 studies, both patients and staff were cohorted. Most studies (77 of 87, 88.5%) showed a decline in infection or colonization rates after a multifaceted approach that included cohorting as part of the intervention bundle. Hand hygiene compliance improved in approximately half of the studies (8 of 15) during the respective intervention.
CONCLUSION: Cohorting of staff, patients, or both is a frequently used and reasonable component of an enhanced infection control strategy. However, determining the effectiveness of cohorting as a strategy to reduce transmission of MDRO and C. difficile infections is difficult, particularly in endemic situations.
ANTECEDENTES: Los estudios han demostrado variabilidad estacional en las tasas de infección por Clostridium difficile (CDI). Sintetizar toda la información disponible sobre la estacionalidad es un paso necesario en la identificación de los patrones epidemiológicos a gran escala y la aclaración de las causas subyacentes.
MÉTODOS: Tres bases de datos de publicaciones de ciencias médicas y de la vida se han buscado desde el inicio hasta octubre de 2014 para estudios epidemiológicos longitudinales escritos en Inglés, español o portugués que informaron la incidencia de CDI. La frecuencia mensual de CDI se extrajeron, estandarizado y ponderado según el número de meses de seguimiento. Se calcularon los coeficientes de correlación de la Cruz (Xcorr) para examinar la correlación y se quedan entre las frecuencias año-mes de CDI informó a través de los hemisferios y los continentes.
RESULTADOS: La búsqueda identificó 13, 5 y 2 estudios de América del Norte, Europa y Oceanía, respectivamente, que cumplieron con los criterios de inclusión. CDI tenía un patrón estacional similar en el hemisferio norte y el sur se caracteriza por un pico en primavera y las frecuencias más bajas de CDI en verano / otoño con un retraso de 8 meses (Xcorr = 0,60) entre los hemisferios. No hubo diferencias entre los patrones estacionales entre los países europeos y norteamericanos.
CONCLUSIÓN: CDI demuestra un patrón estacional distinto que es consistente a través de América del Norte, Europa y Oceanía. Se necesitan más estudios para identificar los factores impulsores de la estacionalidad observada.
Objetivos: Se ha sugerido que la colonización con C. difficile protege de la infección. Sin embargo, la asociación entre el transporte de cepas toxinógenos y consiguientes infecciones C. difficile (CDI) no ha sido estudiada.Métodos: Se realizaron búsquedas en PubMed y EMBASE bases de datos hasta el 20 junio de 2014, el uso del término "difficile". Nuestros resultados primarios de interés incluyen la prevalencia de aislamiento de ocratoxinógenos C. difficile o sus toxinas de pacientes asintomáticos al ingreso hospitalario a través de las heces o la prueba hisopo rectal y el riesgo de infección subsiguiente entre los pacientes colonizados y no colonizados. También se extrajeron datos sobre la hospitalización anterior, antibiótico, y el inhibidor de la bomba de protones (PPI) de usar y antes de CDI entre los pacientes colonizados y no colonizados.Resultados: Diecinueve de 26.081 estudios sobre 8.725 pacientes fueron incluidos. La prevalencia combinada de ocratoxinógenos C. difficile colonización fue del 8,1% (intervalo de confianza del 95% (IC) 5.7 a 11.1%), con una tendencia creciente en el tiempo (P = 0,003), y el 10,0% (95% CI 7,1 a 13,4%) entre los estudios norteamericanos. Los pacientes colonizados al ingreso en el hospital tenían un 5,9 veces mayor riesgo de CDI posteriores en comparación con los pacientes no colonizados (riesgo relativo (RR) 5,86; IC del 95% 4.21 a 8.16). El riesgo de CDI para los pacientes colonizados fue 21,8% (IC 95% 7,9 a 40,1%), que fue significativamente mayor que la de los pacientes no colonizados (3,4%; IC 95% 1,5-6,0%; P = 0,03), con un riesgo atribuible del 18,4%. Historia de hospitalización durante los últimos 3 meses se asoció con un mayor riesgo de colonización (RR 1,63; IC del 95% 1,13 a 2,34), en comparación con antibiótico previo (RR 1,07; IC del 95%: 0,75 a 1,53) y el uso de IBP (RR 1,44 ; IC del 95% 0,94 a 2,23), así como la historia de CDI (RR 1,45; IC del 95% 0,66 a 3,18) que no tenía ningún impacto.Conclusiones: Más del 8% de los pacientes ingresados son portadores de ocratoxinógenos C. difficile con un casi 6 veces mayor riesgo de infección. Estos resultados se actualizan los conocimientos actuales sobre la contribución de la colonización en CDI epidemiología y subrayan la importancia de las medidas preventivas hacia los pacientes colonizados.
OBJETIVO: evaluar y revisar la literatura que rodea el potencial beneficio de protección de las tetraciclinas, particularmente doxiciclina, en la reducción de la infección por Clostridium difficile (CDI) de adquisición.
FUENTES DE DATOS: MEDLINE / PubMed, Google Scholar, y International Pharmaceutical Abstracts se buscaron a través de enero 2014 mediante los términos de búsqueda doxiciclina, tetraciclina y Clostridium difficile.
SELECCIÓN DE ESTUDIOS Y EXTRACCIÓN DE DATOS: Los estudios pertinentes, informes de casos y artículos de revisión fueron seleccionados para su inclusión. Las bibliografías de los artículos fueron revisados extensivamente para fuentes adicionales.
SÍNTESIS: La doxiciclina es un antibiótico de tetraciclina segunda generación indicado para su uso en una variedad de síndromes clínicos y tiene actividad frente a bacterias Gram-positivos y negativos aeróbico, anaeróbico y bacterias atípicas, así como parásitos protozoarios. Aunque no se utiliza terapéuticamente para el tratamiento de CDI, la doxiciclina puede prevenir o atenuar los factores de virulencia de C difficile toxigénico. La literatura actual no indica un mayor riesgo de desarrollo de la CDI con el uso de doxiciclina. En 3 estudios retrospectivos, el uso de doxiciclina se asoció con un efecto protector.
CONCLUSIONES: La doxiciclina ha demostrado tener potenciales efectos protectores contra el desarrollo de CDI. Aunque se necesitan más estudios aleatorios controlados con placebo, los datos disponibles sugieren que el uso de doxiciclina en lugar de los antimicrobianos alternativos, en su caso, puede ser una estrategia de la administración de antimicrobianos útil destinada a reducir la incidencia de CDI.
OBJETIVOS: Para actualizar la evidencia de asociaciones entre clases de antibióticos y la infección por Clostridium difficile adquirida en el hospital (HA-CDI).
MÉTODOS: bases de datos electrónicas de artículos de revistas, tesis académicas y actas de congresos utilizando encabezamientos de materia y palabras clave relacionados con la exposición CDI y los antibióticos se realizaron búsquedas. Asociaciones de estudios de medición epidemiológicos observacionales entre clases de antibióticos y HA-CDI fueron elegibles para su inclusión. OR agrupados y IC del 95% se calcularon utilizando un modelo de efectos aleatorios. Factores de estudio identificados a priori se examinaron como fuentes de heterogeneidad. La calidad de los estudios se evaluó mediante la escala Newcastle-Ottawa.
RESULTADOS: De 569 citas identificadas, se incluyeron 13 casos y controles y 1 estudio de cohorte (15.938 pacientes). Se encontró que las asociaciones más fuertes para las cefalosporinas de tercera generación (OR = 3,20; IC del 95% = 1,80 a 5,71; n = 6 estudios; I (2) = 79,2%), clindamicina (2.86, 02.04 a 04.02; n = 6; I (2) = 28,5%), cefalosporinas de segunda generación (2,23, 1,47 a 3,37; n = 6; I (2) = 48,4%), cefalosporinas de cuarta generación (2,14, 1,30 a 3,52; n = 2; I (2 ) = 0,0%), carbapenems (1,84, 1,26 a 2,68; n = 6; I (2) = 0,0%), trimetoprim / sulfonamidas (1.78, 1.4 hasta 3.5; n = 5; I (2) = 70%), fluoroquinolonas (1,66, 1,17 a 2,35, n = 10; I (2) = 64%) y combinaciones de penicilina (1.45, 1.5 a 2.2; n = 6; I (2) = 54%). La población de estudio y el momento de la medición de la exposición a antibióticos fueron las fuentes más comunes de la heterogeneidad. La calidad del estudio anotó alto por siete estudios, moderada por seis estudios y baja para un estudio.
Conclusiones: El riesgo de HA-CDI sigue siendo mayor para las cefalosporinas y clindamicina, y su importancia como agentes incitando no debe ser minimizado. La importancia de las fluoroquinolonas no debe ser exagerada, sobre todo si las cepas epidémicas fluoroquinolona resistentes de C. difficile están ausentes.
ANTECEDENTES: La infección por Clostridium difficile (CDI) puede dar lugar a complicaciones, recurrencia y muerte. Numerosos estudios han evaluado los factores de riesgo para estos resultados desfavorables, pero las revisiones sistemáticas o meta-análisis publicados hasta el momento fueron de alcance limitado o en calidad.
MÉTODOS: Una revisión sistemática se completó según las directrices de PRISMA. Se realizó una búsqueda electrónica en cinco bases de datos. Los estudios publicados hasta octubre de 2013, fueron incluidos si se evaluaron los factores de riesgo de al menos un resultado CDI con el análisis multivariado.
Resultados: 68 estudios fueron incluidos: 24 factores de riesgo evaluados para la recurrencia, 18 para complicada CDI, 8 para el fracaso del tratamiento, y 30 para la mortalidad. La mayoría de los estudios representaron para la mortalidad en la definición de CDI complicada. Se informó de manera incompatible variables importantes, tales como episodios y el uso de antibióticos previos. Se observaron heterogeneidad significativa y limitaciones metodológicas, sobre todo en el tamaño de la muestra, la definición de los resultados y los períodos de seguimiento, lo que impide un meta-análisis. La edad avanzada, el uso de antibióticos después del diagnóstico, el uso de inhibidores de la bomba de protones, y el tipo de cepa fueron los factores de riesgo más frecuentes de recidiva. Edad, leucocitosis, insuficiencia renal mayor y comorbilidades fueron factores de riesgo frecuentes para CDI complicada. Cuando se considera solo, la mortalidad se asoció con la edad, comorbilidades, hipoalbuminemia, leucocitosis, insuficiencia renal aguda, y la infección con ribotipos 027.
CONCLUSIÓN: Los parámetros de laboratorio que se utilizan actualmente en las directrices europeas y estadounidenses para definir pacientes con riesgo de un CDI complicada son adecuados. Estrategias para la gestión de los CDI deben adaptarse de acuerdo con la edad del paciente, los marcadores biológicos de gravedad y comorbilidad.
ANTECEDENTES: Clostridium difficile (CDI) es un problema de salud importante. La evidencia epidemiológica sugiere que existe una asociación entre la terapia de supresión ácida y desarrollo de la CDI.
OBJETIVO: Se pretende realizar una revisión sistemática de la literatura que examinó la asociación entre la histamina 2 (ARH2 antagonistas de los receptores) y CDI.
FUENTE DE DATOS: Se realizaron búsquedas en Medline, Current Contents, Embase, ISI Web of Science y Scopus Elsevier 1990 a 2012 para todos los estudios analíticos que examinaron la asociación entre los ARH2 y CDI.
SELECCIÓN DE ESTUDIOS Dos autores revisaron de forma independiente los estudios para su elegibilidad.
EXTRACCIÓN DE DATOS: Los datos sobre las características de los estudios, las estimaciones ajustadas del efecto y la calidad fueron extraídos.
Síntesis de los datos: Treinta y cinco observaciones de 33 estudios elegibles que incluían 201.834 participantes fueron analizados. Los estudios se llevaron a cabo en 6 países y nueve de ellos fueron multicéntricos. La mayoría de los estudios no especificaron el tipo o la duración del tratamiento con ARH2. La estimación del efecto agrupado fue 1,44, 95% IC (01.22 a 01.07), I (2) = 70,5%. Esta asociación fue consistente en los diferentes subgrupos (por el diseño del estudio y el país) y no hubo pruebas de sesgo de publicación. La estimación del efecto combinado para los estudios de alta calidad fue de 1,39 (1,15 a 1,68), I 2 = 72,3%. Meta-análisis de regresión de 10 variables de nivel estudio no identificó las fuentes de heterogeneidad. En análisis especulativo, el número necesario para dañar (NND) con ARH2 a los 14 días después del ingreso hospitalario en pacientes tratados con antibióticos o no, fue de 58, IC 95% (37, 115) y 425, IC del 95% (267, 848), respectivamente. Para la población general, el NND a 1 año fue 4549, IC del 95% (2860, 9097).
CONCLUSIÓN: En esta rigurosa revisión sistemática y meta-análisis, se observó una asociación entre los ARH2 y CDI. El riesgo absoluto de CDI asociada con ARH2 es más alta en pacientes hospitalizados reciben antibióticos.
La creciente incidencia de la infección por Clostridium difficile (CDI) podría reducirse mediante la reducción de la exposición a los antibióticos de alto riesgo. El objetivo de este estudio fue determinar la asociación entre la clase de antibióticos y el riesgo de CDI en el entorno de la comunidad. Las bases de datos PubMed y EMBASE se les preguntó sin restricciones a plazo o lenguaje tiempo. Se consideraron los estudios observacionales comparativos y ensayos controlados aleatorios (ECA) teniendo en cuenta el impacto de la exposición a los antibióticos en el riesgo de CDI entre las poblaciones no hospitalizados. Estimamos agruparon los odds ratios (OR) para clases de antibióticos utilizando de efectos aleatorios meta-análisis. Nuestros criterios de búsqueda identificaron 465 artículos, de los cuales 7 cumplieron los criterios de inclusión; todos eran estudios observacionales. Cinco estudios considerados de riesgo a los antibióticos en relación con la no exposición a los antibióticos: clindamicina (OR = 16,80; 95% intervalo de confianza [IC 95%], 7,48-37,76) (= 5,50 O; IC del 95%, 04/26 a 07/11), fluoroquinolonas y cefalosporinas, monobactamas y carbapenems (CMC) (OR = 5,68; IC del 95%, 2,12-15,23) tuvieron los efectos más grandes, mientras que los macrólidos (OR = 2,65; IC 95%, 1,92-3,64), sulfonamidas y trimetoprim (OR = 1,81; 95 % CI, 1,34 a 2,43), y las penicilinas (OR = 2,71; IC del 95%, 1,75-4,21) tuvieron asociaciones inferiores con CDI. Hemos observado ningún efecto sobre el riesgo de las tetraciclinas CDI (OR = 0,92; IC del 95%, 0,61-1,40). En el entorno de la comunidad, hay una variación sustancial en el riesgo de CDI asociada con diferentes clases de antimicrobianos. Evitar los antibióticos de alto riesgo (como la clindamicina, CMC, y fluoroquinolonas) a favor de los antibióticos de menor riesgo (como las penicilinas, macrólidos y tetraciclinas) puede ayudar a reducir la incidencia de CDI.
OBJETIVOS: La exposición antibióticos es el factor de riesgo más importante para la infección por Clostridium difficile (CDI). La mayoría de las evaluaciones de los factores de riesgo antimicrobianos se han llevado a cabo en centros de salud. El objetivo de este meta-análisis fue evaluar la asociación entre la exposición a los antibióticos y la CDI asociada con la comunidad (CA-CDI) (es decir, la aparición de síntomas en la comunidad sin la admisión centro de atención médica dentro de las 12 semanas) y para determinar las clases de antibióticos que presentan la mayor riesgo.
MÉTODOS: Se realizaron búsquedas en cuatro bases de datos electrónicas para los encabezados temáticos y palabras de texto relacionados con CA-CDI y antibióticos. Los estudios que investigaron el riesgo de CA-CDI asociada con el uso de antibióticos se consideraron elegibles. Los datos de los estudios identificados se combinaron mediante un modelo de efectos aleatorios y se calculó RUP.
RESULTADOS: De las 910 citas identificadas, ocho estudios (n = 30 184 pacientes) cumplieron los criterios de inclusión. Exposición a los antibióticos se asoció con un mayor riesgo de CA-CDI (OR 6.91, IC del 95%: 4,17 a 11,44, I (2) = 95%). El riesgo fue mayor con clindamicina (OR 20,43, IC del 95%: 8,50 a 49,09), seguida de fluoroquinolonas (OR 5.65, IC del 95%: 4,38 a 7,28), cefalosporinas (OR 4.47, IC del 95%: 1,60 a 12,50), penicilinas (OR 3,25; CI 1,89-5,57), macrólidos (OR 2.55, IC 95% 1,91-3,39) y sulfonamidas / trimetoprima (OR 1.84, IC del 95%: 1,48 a 2,29), 95%. Las tetraciclinas no se asociaron con un mayor riesgo de CDI (OR 0.91, IC del 95%: 0,57 a 1,45).
Conclusiones: La exposición a antibióticos es un factor de riesgo importante para CA-CDI, pero el riesgo fue diferente entre las distintas clases de antibióticos. El riesgo fue mayor con clindamicina seguido de fluoroquinolonas y cefalosporinas, tetraciclinas, mientras que no se asociaron con un mayor riesgo.
ANTECEDENTES: La infección por Clostridium difficile recurrente representa un reto clínico. El tratamiento se basa a menudo en la selección empírica de relativamente pocas opciones soportadas por la evidencia clínica limitada.
OBJETIVO: Revisar y evaluar la literatura sobre las alternativas terapéuticas para la infección por C. difficile recurrente.
FUENTES DE INFORMACIÓN: MEDLINE, PubMed, Embase y Cochrane bases de datos Se realizaron búsquedas desde su inicio hasta 2013 para la evidencia publicada en Inglés sobre el tratamiento de la infección por C. difficile recurrente. Los términos de búsqueda fueron "Clostridium difficile", "recurrente" o "recaída", y "tratamiento".
SELECCIÓN DE ESTUDIOS Y EXTRACCIÓN DE DATOS: Los estudios de cualquier diseño fueron elegibles para su inclusión. Dos revisores evaluaron los resúmenes, artículos completos, y listas de referencias de los artículos recuperados e guías de práctica clínica para identificar literatura relevante.
SÍNTESIS: La evidencia para orientar tratamiento de la infección por C. difficile recurrente se limita, con 24 estudios que cumplieran los criterios de inclusión para esta revisión. Se recomienda un curso de repetición de metronidazol oral o vancomicina para el tratamiento de leve a moderadas primera recurrencias y no se ha encontrado para influir en la probabilidad de recurrencia posterior. Vancomicina oral puede ser preferible para las infecciones más graves, sin embargo, las órdenes de puntuación de la gravedad de estudio y validación ulterior. Para el tratamiento de las recidivas segundo y siguientes, los regímenes de vancomicina cónicos o pulsantes se han recomendado en las guías de práctica, a pesar de la evidencia clínica muy limitada. Del mismo modo, los beneficios potenciales de cursos de tratamiento más largos de vancomicina oral para recurrencias segunda y posteriores garantizan la investigación. El papel potencial, incluyendo los costos de los beneficios y, de nuevos agentes tales como fidaxomicina en el tratamiento de la infección por C. difficile recurrente queda por determinar. Aunque no hay evidencia suficiente para recomendar probióticos como complemento al tratamiento convencional para la infección recurrente, puede haber beneficios en términos de prevención.
Conclusiones: Esta revisión de la literatura identificó limitaciones significativas en las intervenciones recomendadas actualmente para el tratamiento de la infección por C. difficile recurrente. También ha proporcionado información sobre la evidencia disponible para determinar la conveniencia de la terapia para los pacientes con infección recurrente.
Cohorting of patients and staff is a control strategy often used to prevent the spread of infection in healthcare institutions. However, a comprehensive evaluation of cohorting as a prevention approach is lacking.
METHODS:
We performed a systematic review of studies that used cohorting as part of an infection control strategy to reduce hospital-acquired infections. We included studies published between 1966 and November 30, 2019, on adult populations hospitalized in acute-care hospitals.
RESULTS:
In total, 87 studies met inclusion criteria. Study types were quasi-experimental "before and after" (n = 35), retrospective (n = 49), and prospective (n = 3). Case-control analysis was performed in 7 studies. Cohorting was performed with other infection control strategies in the setting of methicillin-resistant Staphylococcus aureus (MRSA, n = 22), Clostridioides difficile infection (CDI, n = 6), vancomycin-resistant Enterococcus (VRE, n = 17), carbapenem-resistant Enterobacteriaceae infections (CRE, n = 22), A. baumannii (n = 15), and other gram-negative infections (n = 5). Cohorting was performed either simultaneously (56 of 87, 64.4%) or in phases (31 of 87, 35.6%) to help contain transmission. In 60 studies, both patients and staff were cohorted. Most studies (77 of 87, 88.5%) showed a decline in infection or colonization rates after a multifaceted approach that included cohorting as part of the intervention bundle. Hand hygiene compliance improved in approximately half of the studies (8 of 15) during the respective intervention.
CONCLUSION:
Cohorting of staff, patients, or both is a frequently used and reasonable component of an enhanced infection control strategy. However, determining the effectiveness of cohorting as a strategy to reduce transmission of MDRO and C. difficile infections is difficult, particularly in endemic situations.
Pregunta de la revisión sistemática»Revisión sistemática de intervenciones